El collar de la muerte (1962)

Christopher Lee siempre me pareció un actor con una fisionomía perfecta para interpretar a Sherlock Holmes: alto, delgado y cara angulosa pero para su desgracia se metió en una producción germano-franco-italiana de muy baja calidad. Ya sabemos que la última vez que alemanes e italianos se aliaron no salió demasiado bien. El comienzo de la película nos muestra un puerto mientras nos colocan los títulos de crédito para hacer algo de tiempo. La música jazz y el puerto plagado de barcos que de alguna forma se perciben como anacrónicos no ayuda demasiado en la ambientación. Clama al cielo que nos llenen las escenas exteriores con coches bastante más modernos que los que existían en el año 1888. Pero es que lo que ya es de juzgado de guardia es que pronuncien Holmes como Jolmes. Sí, señor juez, poniendo un énfasis criminal en la e.

Holmes y su habilidad para disfrazarse.

Moriarty, el archienemigo de Holmes, anda tras el collar de Cleopatra. Fue robado en Egipto y las misteriosas muertes de unos marineros ponen tras la pista a Holmes, no sin antes dar morfina a uno de ellos, quien agonizante consigue llegar a su casa. ¿Qué como resuelve Holmes este misterio? No gracias a su deducción, que en esta película brilla por su ausencia, si no gracias al omnisciente The Times: el Internet del siglo XIX. Nos enteramos de que el collar lo tiene un tal Blackburn quien es asesinado poco antes de que Holmes llegase al pueblo donde vivía para proseguir su investigación. El propio Blackburn deja una pista en forma de MOR. Holmes afirma que indudablemente se refiere a Moriarty pero parece ser que es un afamado y prestigioso arqueólogo que en breve será nombrado sir. Para poder demostrar que es culpable consigue recuperar la joya y tras contárselo a la polcía y confrontarse con Moriarty con poco éxito decide dar un paso más allá. Sin duda alguna, presupone, intentará robar el collar de nuevo antes de que lo subasten por lo que Holmes se disfraza de marinero chungo y consigue entrar dentro de la banda de Moriarty. ¡Sí señor, vamos a realizar el robo del siglo y metemos en el grupo a un completo desconocido!

Holmes roba la joya junto a los demás esbirros de Moriarty pero se apropia de ella y consigue que llegue a tiempo a la subasata, venciendo, de este modo, a su enemigo más temible. Tenemos un momento épico cuando un personaje secundario sube su propia puja.

Christopher Lee, no sé si fue adicto a alguna droga, comentó que: "Mi interpretación de Holmes es, creo, una de las mejores cosas que he hecho nunca porque intenté que fuera como fue escrito, muy intolerante, argumentativo, dificultoso, y yo tenía un parecido extraordinario con el maquillaje. Todo el mundo que la vio dijo que era tan parecido a Holmes como ningún otro actor que hubieran visto tanto en apariencia como en la interpretación." Aunque también es cierto que criticó duramente la película. Nada sorprendente cuando incluso Jess Franco dijo que el eternamente iracundo Klaus Kinski le pareció mucho más llevadero que el arrogante Lee.